

Nuestro amigo y comapeñero Jose Vazquez Garcia del 4º del 1993, nos envía estas fotografías que a todos nos traerá nostágicos momentos. Vazquez estuvo en la Bateria de Servicios, pero fue seleccionado para sanitario, y su destino era el Botiquín. Tuvo muchos y muy buenos amigos, como los conductores de ambulancia Saborido Gallardo (el rubio), Santiago (gitano), y su gran amigo Morey sanitario de la USAC.
Recuerda que en la UIR tenía como instructores a Limon, y Molina. Su pelotón lo mandaba el sargento Santos, del que asegura era un buen tipo (yo te aseguro Vazquez, porque lo conozco bien, que aquel sargento José Santos Ortega, que conociste, sigue siendo ese buen tipo, sin cambiar su caracter bonachón con los años). También dice que recuerda a otro sargento muy simpatico era un tal Matesanz (también te aseguro que mi amigo Paco Matesanz, sigue con su buen humor). Y dice que no se acuerda de muchos nombres más porque tiene memoria de pezcaito.
Dice que la anecdotas que más recuerda entre las miles que tuvo, fue cuando el capitan Cano le puso a poner vacunas a los novatos. Uno de ellos le pregunto tu era A.T.S. y tal, y como ponía las vacunas. El le contestó, que no era ATS, y que aquellas vacunas, eran las primeras que ponía en su vida, y el tio se le cayo redondo al suelo desmayado.
¡Gracias José Vazquez, por traernos tan buenos momentos!
Anecdota botiquin. Uno de los pocos arrestos que tuve, fué en botiquin. Recuerdo que era por el año 81, y se prepara un acto sobre la Laureada al Regimiento, y había bastante orden cerrado, y por entonces tenia un callo en el dedo pequeño del pie izquierdo, el famoso del marquein, que la verda me hacia ver las estrellas. Así que después de varias jornadas, decido ir a botiquin, y por tanto ese día, me libre. Una vez en botiquin, me indican que ese no es motivo para ir allí, que con una cuchilla de afeitar y agua caliente hubises sido suficiente para quitar el endiablado cayo. Encogido de hombros me dirigo a la batería, y una vez que el día ha avanzado lee el Sargeto Varo, artillero fulanito, arrestado tercera imaginaría por botiquin, y efectivamente así venia en el libro, así cumplir el arresto. En otra ocasión seguiré con otra de botiquin.
ResponderEliminarSaludos.
Pues si abuelo, en aquella época el botiquín mandaba a las baterias los nombres de aquellos que ellos pensaban que se apuntaban a reconocimiento médico para librarse de la instrucción, y estos eran arrstados. No se en que se basaban, porque más de uno, y tu serias uno de ellos encima de encontrarse mal fisicamente tenian que comerse un arresto sin saber por donde le venía. Pero ya te digo, esa norma se puso para que no hubiese abusos, y al final pagaban justos por pecadores.
ResponderEliminarHay un baile de fechas que no me cuadra, pues dices que fue el sargento Varo el que te arrestó, y que se estaba preparando la Laureada del año 81. Esta celebración se realiza en junio y el sargento Varo Montilla no llegó al RACA 14 hasta mediados de agosto de ese año. ¿No seria otro acto después del verano de aquel año, u otro sargento el que te arrestó?
Un saludo.
Doy fe de la primera celebración de la Laureada de la 4ª Batería, que, de acuerdo con las normas recogidas en el Reglamento de Condecoraciones de guerra de 1977, se realizó en el Regimiento el 12 de junio de 1981, en el XLIII Ianiversario de la concesión. No sé cómo se incorpora a estos malditos bichos las fotos de aquella celebración, pero se las paso a nuestro querido amigo Antonio Lozano para que él las meta en el blog.
ResponderEliminarPreside el General Saavedra Palmeyro, Jefe de la División.
El Coronel es don Ignacio Gomá, y entrega el Guión, el General de Artillería don José Barón y Mora-Figueroa, al Capitán de la 4ª, don Enrique Peña Jaraiz. Lee la Disposición, el Cte. don Francisco Romero.
Forman en el patio, el Rgto. al completo y también lo hace el Grupo Antiaéreo nº 2 y en la formación tienen lugar destacado los Capitanes que desde la guerra han mandado esta 4ª Batería Laureada.
Cte. Fernando Barón
Vamos esta vez de Botiquín.
ResponderEliminarDe Teniente y Capitán yo examinaba los Libros Reconocimiento de la Batería concienzudamente para que no se me escaqueara nadie. Cuando notaba que algún "listillo" se apuntaba sistemáticamente y allí no aparecía algo parecido a " p'al cementerio de San Fernando, o al menos, pasa al Hospital, ni tratamiento de Botiquín, le advertía al Médico que mañana le pusieran una inyección de calcio, para fortalecer los músculos.
Dolía una "jartá" y el "enfermo" iba cojeando todo el día, no sé si era peor el remedio que la enfermedad. Con la advertencia del Médico " y mañana otra" ese ya no volvía más por el Botiquín aunque tuviera paperas.
Cte. Fernando Barón
Y continuo con el Botiquín.
ResponderEliminarTuve de Teniente una afección grave del oído derecho y me tenía que poner diariamente una inyección intravenosa. Había que hacerlo muy despacio, a veces el actuante que por supuesto no era ATS ni parecido, corría y me mareaba.
Pues a los que también había que inyectar en vena, me los veía con la cabeza tapada con una manta, tal era el pánico que traían.
Cte. Barón