jueves, 3 de marzo de 2011

ENCUENTRO CON MI QUERIDO CABO 1º PORTILLO

Los años te hacen ser observador, y te das cuentas con solo un pequeño detalle, de si la persona que tienes enfrente es sabia, legal, honrada, fiel, honesta, laboriosa, y un sin fin de cualidades y valores humanos que muchas veces caundo eres joven pasan desapercibidos.
Y comienzo asi mi relato, porque el otro día, y después de casi treinta años, aprovechando que pasaba cerca de por donde entonces vivía, se me ocurrió visitar a un amigo y compañero.
Cuando me despedí de el por última vez, apenas contaba poco más de veinte años, y hace unos día lo vi con 48. Se conserva casi igual, como si el tiempo no hubiese pasado, y por un momento vi en el, a aquel Cabo 1º que casi siempre me acompañaba y ayudaba en mi trabajo, incluso compartiendo servicios, maniobras, teoricas, aquel profesional, criticado por alguna parte de la Tropa, por su estricto cumplimiento de las órdenes recibidas, y por llevar la disciplina como bandera, pero tambien alabado por otros por identicos motivos. Aunque tenía fama de duro, en el fondo era "una madre", y yo bien  que lo se, cuando en muchas ocasiones daba la cara por sus artilleros, evitando una sanción o correctivo hacia ellos, alegando siempre algo en su defensa.
Son muchos los artilleros que lo recordarán por fue de las personas que no pasan desapercibidas en los sitios, son de esa estirpe que realiza su trabajo sin esperar castigo o recompensa, de los que no se casan con nadie, pero son capaces de partirse la cara, por aquel al que le ampara la razón.
Estoy hablando de mi antiguo Cabo 1º Francisco Portillo Álvarez. ¡Sí, el famoso Portillo!
Me acerqué por su barrio y no tuve nada más que preguntar por su nombre para que un amable vecino me indicara su dirección.
Nada más verme me reconoció, y nos fundimos en un gran abrazo, recordando aquel tiempo lejano en la Plana Mayor del IIº Grupo del tristemente desaparecido RACA 14.
Estuvimos largo rato hablando, mencionando un sin fin de anécdota, y tambien le dimos un pequeño repaso al presente.
Aun a pesar del paso de los años, echa de menos el Ejército, y duda sobre posibilidad de haber continuado en el. Yo puedo afirmar que hubiese sido un gran profesional de las Fuerzas Armadas, pero a veces el destino nos tiene guardado otro camino, y el arrepentimiento de lo que pudo ser y no fue, no tiene sentido, pues lo único que conseguimos con ello, es martirizar nuestras mentes, y no aprovechar al máximo el presente. ¡Y lo se por experiencia, aunque me haya costado trabajo aceptarlo y comprenderlo!
En un momento de la conversación me presentó a su hija, una chica guapísima y simpática, que se le iluminaron los ojos cuando le dijo que yo había sido compañero suyo, mucho años antes de que ella naciera.
Durante nuestra conversación hay un detalle que me llamó la atención, y que no escapó a mi observación a veces tan distraida y otras tan aguda. Y fue la mirada de orgullo, de cariño, de admiración de aquella joven, cada vez que escuchaba a su padre hablar de su pasado. Eso me hizo comprender que mi querido amigo antiguo Cabo 1º, seguía siendo un gran hombre. Yo aplicaría este dicho que me acabo de inventar pero que creo que lo resume todo ¡Dime como te miran tus hijos y te diré como eres!
No me fui sin hacerle saber mi observación cuando nos encontramos a solas, y le saqué una sonrisa de satisfacción.
Pienso que cada artillero y mando del RACA 14, después de decirle adiós hace casi treinta años, debería mirarle con la misma mirada de admiración que su hija tuvo hacia el. Porque fue un hombre que dejó huella, en el IIº Grupo de nuestro Regimiento, y que sigue amando a nuestro Ejército como el primer día.
Un abrazo amigo y compañero Paco Portillo, al igual que tu hija, yo tambien me sigo sintiendo orgulloso de contar con tu amistad.


Delante el sargento Lozano, y tras el, su Cabo 1º Portillo,
en una visita a las Grutas de Aracena, hace casi treinta años.

     Mi amigo Portillo y su antiguoi sargento Lozano,
en su pequeño y entrañable museo bético.