miércoles, 17 de junio de 2009

FOTOGRAFIAS DEL LIBRO "EL CATORCE", DEDICADAS A LA SALA DE ESTANDARTES DEL REGIMIENTO (EXCEPTO LA ULTIMA)

DETALLE DE LA VITRINA
DONDE SE CUSTODIABAN LOS ESTANDARTES DEL REGIMIENTO


VISTA GENERAL DE LA SALA DE ESTANDARTES

RECUERDO A LOS CAPITANES "VELARDE Y DAOIZ"
EN LA SALA DE ESTANDARTES


PRESENTACION POR ALGUNOS TENIENTES
DE LOS CINCO ESTANDARTES DEL REGIMIENTO
QUE SE CUSTODIABAN EN DICHA SALA
ESTA FOTO NO ES DEL LIBRO,
SE TRATA DEL ACCESO A LA SALA DE ESTANDARTES
EN LA ACTUALIDAD
(Desde el Cuerpo de Guardia)
¿A alguien se le caerá la cara de verguenza al comparar esta fotografía con las anteriores?
¡Gracias amigo Melchor de la Viña
por seguir denunciando con tus fotos,
el estado de abandono de nuestro RACA 14!


2 comentarios:

  1. Viendo las fotos, se observa que las salas nobles del Regimiento deberían de ser muy bonitas, lo que es una lastima el no poder verlas en su momento después de cinco años de servicios en el Regimiento, ya que la tropa no tenia acceso a esos lares.

    Un saludo a todo los artilleros, y sobre todo a los Cabos 1º, del Regimiento, Portillo, Alvarez, Franco, Maldonado, Ocaña, etc,etc,

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  2. Abuelo, te ampara toda la razón en tu comentario. Como bien dices, las salas nobles del Regimiento eran preciosas, y lamentablemente no estaban al alcance todos el poderlas disfrutar. Alguien se excusaría diciendo que eran otros tiempos, etc, etc etc….todo mentira. Tú te lamentas de no haberlas podido ver después de cinco años en el Regimiento, y es ilógico que así haya sido. Yo me lamento que para acceder a ellas, cuando quería enseñarlas a mis padres o algún familiar, tenía que pedir permiso hasta casi al propio Papa, después de 16 años de servicio en el RACA 14. Otros tenían las puertas abiertas a diario, para pasearse alegremente por dichas salas, sin dar cuentas a nadie. ¡Así es la vida! ¡y una leche!, dirás tú con toda la razón!.
    Las clases sociales dentro y fuera del ejército, siempre han existido, y nadie impedirá que por desgracia sigan existiendo.
    Estoy escribiendo una anécdota que me ocurrió hace un mes en el Casino Militar de Córdoba, seguro que al leerla, comprenderá que mi frustración es muy parecida a la tuya.
    Un abrazo abuelo y comparto tu dolor.

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