Aquella Santa Bárbara del 88, se presentaba llena de actividades y juegos cuarteleros. Como siempre los días previos al 4 de diciembre, se daba un poco de “vidilla” a la tropa, se organizaban competiciones deportivas, concursos, y alguna que otra copa de vino, que ofrecía cada Batería a sus artilleros, para conmemorar la fiesta de la Patrona.
Era costumbre, que el coronel hiciera un regalo simbólico con los fondos del Regimiento a los mandos como recuerdo, que normalmente se recogía en su secretaría, o lo hacía llegar a las Baterías para su reparto. Un llavero, un mechero grabado, una pequeña metopa, etc.
Aquel año, el regalo era un misterio. Nadie sabía de qué se trataba, y con dicha incertidumbre, acudimos a su despacho para recibirlo personalmente de su mano. Todos en fila, ocupábamos la gran escalera, esperando nuestro turno para entrar y recogerlo.
Cuando me tocó a mí y después de pedir permiso para entrar, me cuadré dando un gran taconazo: A la orden de usía mi coronel, dije al verlo en su impresionante despacho, repleto de muebles de madera estilo castellano, y cuadros antiquísimos. Era la primera vez que entraba, y me pareció decorado con muy buen gusto.
Junto a una mesa abarrotada de pequeños paquetes envueltos con papel, se encontraba nuestro jefe del regimiento. En su mano sostenía un tríptico de madera, de esos que se abren en tres partes con la imagen de nuestra Patrona Santa Bárbara en el centro. Era una muestra de lo que contenía cada envoltorio que había sobre la mesa, y para que pudiese observarlo, antes de hacerme entrega de uno de ellos perfectamente envuelto, del montón que reposaba sobre la mencionada mesa.
De ese modo salíamos cada uno, con nuestro regalo envuelto en un bonito papel, pero sabiendo lo que contenía.
En esto que vi salir a mi amigo y compañero M……., a toda prisa, rojo como un tomate, y sin regalo. Cuando le preguntamos que había pasado, nos contó que con los nervios del momento, y al ver al coronel con la Santa en las manos, este le extendió el brazo, y el pensó que lo que pretendía es que le diese un beso a la patrona. Por lo que se inclinó en señal de respeto, se santiguó y le sampó un beso al tríptico, que dejó impresionado al coronel que tan solo intentaba mostrárselo. El superior pensó que mi compañero estaba de broma, ¡como osaba aquel sargento, cachondearse de tal modo de nuestra Santa Patrona y a la vez del Coronel! Pensó que había sido un acto irrespetuoso, y le ordenó abandonar el despacho, sin regalo, y con la advertencia de que se le presentara una hora más tarde, para comunicarle las medidas adoptadas por tan insolente proceder.
Mientras nos lo contaba, y a pesar de la cara descompuesta de mi amigo, la risa se contagió del resto, pues nos imaginábamos la escena del beso al cuadro y la cara de sorpresa del coronel, y no dábamos crédito. ¡cómo nos hubiese gustado haberlo visto!
El no dejaba de repetir, “reíros, reíros, pero si me pone la Santa por delante y a la altura de la cara, ¿Qué hago?, pues darle un beso”. Y empezó a reírse junto al resto de los que le rodeábamos.
Más tarde, cuando acudió a su cita con el coronel para dar una explicación de lo sucedido, el mal entendido se aclaró, y este le hizo entrega de su regalo como al reto de compañero. Durante unos días no se habló de otra cosa, y la anécdota quedó ahí, junto a las miles que podíamos contar de nuestro RACA 14.
Jajaaajaaa,... seguro que se ganó el cielo con el beso,...jaaajaaja.
ResponderEliminarExpresiones Santas varias.
JL
En ese tríptico, la foto de la Patrona que existe en medio, corresponde a un cuadro que existía en el despacho del Coronel, regalado al Regimiento por el Capitán General de Sevilla, don Antonio Castejón Espinosa.
ResponderEliminarA saber, de nuevo, quién lo tendrá ahora ...
Cte. Fernando Barón
Junto a este cuadro de la Patrona al que he hecho referencia, y que aparece con otro después del saludo inicial, al principio, del autor de este blog, este otro fue pintado por el Comandante don Estanislao Nuñez Álvarez, Jefe del I Grupo y que recoge la cara de una de sus hijas, en 1957.
ResponderEliminarEste cuadro estuvo siempre en el 1er. piso, en un repartidor que había al terminar la escalera. Más tarde pasó a la Sala de Estandartes.
Buenas, Jose Maria, nieto del Coronel Estanislao Nuñez Alvarez, le comente a mi padre la atribucion de esta Santa Barbara, a mi abuelo, y el no la recuerda, ¿Puedes confirmarme si aparece la firma en el cuadro, y donde se encuentra?
ResponderEliminarMi abuelo como artillero, pinto muchas Santa Barbaras, como la que se encontraba en la residencia militar de Tarifa, pero de esta no teniamos constancia.