REMÁTAME YA, MI ALFÉREZ
Se anunció la inminente visita de un general, y raudo y veloz el coronel solicitó el nombre del oficial que estaría de Guardia en esa fecha. Por suerte o desgracia se trataba de un Alférez de IMEC, recién incorporado a la Unidad. Antes de que se me mal interprete, diré que cuento entre mis amistades con antiguos oficiales y suboficiales, que realizaban el Servicio Militar con el empleo de Alféreces y Sargentos, por su condición de universitarios. Todos sabemos que eran un ejemplo en cuanto a su trabajo, preparación humana, y esfuerzo de adaptación, pero carecían de experiencia en el campo militar. Aclaración realizada para que no se moleste ninguno, pues todo cuanto aquí relato, solo es una pequeña anécdota, que me contaron a mi llegada al RACA 14, como lugar del suceso, pero después he podido comprobar, como son varias las unidades de nuestro Ejército, donde aseguran que ocurrió algo parecido. Es como el banco pintado, todos quieren ser los dueños de aquel banco, y en esta ocasión todos desean presumir de haber tenido en su Lista de Revista al Alférez protagonista de esta historia.
Se dice que por la década de los sesenta el oficial de Guardia la realizaba con casco metálico y sable. Por lo que a la llegada de la autoridad, debería formar a sus hombres dando frente a esta, y saludar con el sable.
Una semana estuvo ensayando el nuevo oficial, el futuro encuentro con el general, por orden del coronel, que deseaba que todo saliese perfectamente.Llegó el esperado día, y mientras se acercaba el momento, el alférez no dejaba de ensayar nervioso, el dichoso saludo. Sacaba su sable de la vaina, se lo colocaba en el hombro derecho, y ¡tiempo uno! sable arriba, ¡tiempo dos! sable abajo, ¡tiempo tres! sable nuevamente arriba, ¡tiempo cuatro! sable al hombro.
Mientras tanto, el coronel lo observaba a la vez que corregía algunas posiciones incorrectas. De pronto se oye la voz del cabo de puerta: ¡Oficial de Guardia el General! Pues acababa de ver, como se acercaba el vehículo de este, con su banderín que lo identificaba.El alférez, guardó su sable y gritó: ¡Guardia a formar! A dicha voz, los soldados corrieron como lo habían ensayado infinidad de veces. Lo estudiado era formar por estatura de mayor a menor, exceptuando al corneta, que formaba junto al oficial, y al cabo que iba a continuación.
Con las prisas y los nervios los primeros en llegar, formaron mirando hacia el exterior dando frente al General, que ya se encontraba esperando las novedades, pero los últimos con las prisas y los nervios lo hicieron dando la espalda al visitante, es decir mirando hacia la fachada del Acuartelamiento.
El alférez mandó firmes, y ordenó al “turuta” que ejecutara el toque reglamentario, cosa que este hizo, y cuando se disponía a dar novedades, miró a sus soldados apercibiéndose de que la mitad estaban mirando hacia atrás. Con muestra de enfado, no se le ocurrió otra cosa que mandar media vuelta, pensando que de ese modo todos quedarían mirando al frente. Pero a dicha voz, los que estaban bien quedaron mal y viceversa. Por lo que esta vez ordenó: Solo el uno, dos, tres y cuatro, media vuelta, en cuyo instante, todos los componentes de la guardia, dejaron de mirar al frente para comprobar en que lugar se encontraban.
En fin que tras varios intentos consiguió que en posición de firmes mirasen al frente. Desenvainó su sable, y se dispuso a dar novedades, el general se encontraba a un metro escaso, cuando comenzó el tiempo uno, perfecto el sable arriba, al tiempo dos quiso bajar el sable, pero lo hizo golpeando la gorra de plato del general, que cayó al suelo justo delante de este. El alférez apresurado se presta a recogerla, cuando el general ya había comenzado a inclinarse para hacerlo él, de tal modo que lo hacen a la vez, y el superior recibe un impresionante golpe con el casco del alférez en su cabeza, que lo hizo caer de rodillas.Desde esta posición, se comenta, que se aflojó la corbata, se desabrochó un par de botones de la camisa y guerrera, y enseñando el pecho y brazos en cruz, exclamó: Primero me mareas con tanto medias vueltas a la formación, segundo, casi me sacas un ojo con el sable, y luego me rompes la cabeza con el casco ¡Remáteme ya, mi alférez!
Un saludo cariñoso y muy especial, a los antiguos Oficiales de Complemento, Milicias Universitarias, IPS, e IMEC, muchos de los cuales, siguieron formando parte de nuestros Cuadros de Mando, después de acabado su Servicio Militar. Va mi recuerdo más entrañable, hacia aquellos que compartieron meses conmigo.
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