
El dormitorio del suboficial, era de uso conjunto para la 4ª y 5ª Bía. Existían dos camas en el, una para cada sargento de servicio, pero como en aquella ocasión el servicio de sargento de semana de la 4ª Bía lo realizaba un Cabo 1º, y este tenía su propio dormitorio, quedaba una cama libre.
Cuando entró en la Batería, el imaginaria se cuadró y dio novedades al sargento. Este le dio las buenas noches, y abrió la puerta de su dormitorio dispuesto a dormir, con el convencimiento de que se lo encontraría vacio.
Lo primero que vio fue un impresionante bicho peludo sobre la mesita de noche, echó mano de su pistola reglamentaria, con la intención de defenderse si fuese atacado por este. Echó un vistazo y comprobó horrorizado, como sobre la almohada de la cama que se supone debería estar vacía, asomaba una extraña bola de un tono amarillento. El sargento dio un respingo y salió corriendo.
¡Imaginaria!, ¡imaginaria! gritaba, buscando ayuda.
A la orden mi sargento, ¿Qué le ocurre?
Coge el machete y acompáñame, un bicho raro ha entrado en mi habitación.
Los dos entraron en el dormitorio, el sargento con su pistola de 9 milímetro largo, de la época (aun no había parabelum), y el imaginaria empuñando el machete.
Cuando volvieron a ver la escena, el sargento miró al imaginaria buscando una explicación al peludo bichejo de la mesita de noche, y a la bola amarillenta sobre la almohada. En aquel momento se escuchó una voz que decía: ¡Cojones, queréis apagar la dichosa luz y dejarme dormir, que acabo de llegar de Córdoba y estoy cansado! Esa voz era conocida por el sargento Lozano, pero ¿de dónde salía?
El imaginaria, al momento reaccionó y dijo: Perdone mi sargento, pero olvidé decirle cuando usted llegó, que el sargento Cabello se encontraba en la habitación.
Sí, pero ¿Dónde está?. Fue cuando la bola de la almohada se volvió y con los ojos semi-cerrados contestó con un cabreo impresionante: ¡aquí, estoy aquí ¡, !o es que estáis ciegos¡
Efectivamente era él, aquella bola gigante y amarilla era su cabeza, y el bicho asqueroso al que estuve a punto de disparar era su peluca. ¡Todo tenía su explicación!, pero el susto aun lo lleva en su cuerpo el sargento Lozano después de 30 años.
Resulta que el sargento Cabello, se disponía a casarse en breves fechas, y por motivos de la tensión y nervios provocados por la inminente boda, sufrió un proceso de caída de pelo, hasta tal punto que se le cayó totalmente. Como no quería darse de baja, ni posponer el enlace, se compró una peluca (de las de entonces), y por las noches para dormir la dejaba junto a la cama, a la vez que antes de acostarse, se embadurnaba la cabeza con una especie de producto amarillento, que le ayudaba a que el pelo volviese a crecer, más rápido y fuerte.
El sargento Lozano se dirigió entonces al Imaginaria, no quería al día siguiente ser la comidilla y el cachondeo del RACA 14 ¡como digas a alguien lo que ha pasado te corto lo “guevos”! ¡Entendido! Sí mi sargento. Y vaya si lo entendió, nunca se supo nada de aquel incidente.
Lozano no pegó ojo en toda la noche, y cuando se levantó mucho antes que Cabello, pues estaba de servicio, lo hizo con la luz apagada para no verle. Más tarde cuando lo vio en instrucción, solo acertó a decirle: Tiene guasa, ¡llamarte Cabello y estar calvo! El se lo tomó a broma, era buen chaval.
Afortunadamente se casó con el peluquín (bueno con el peluquín no, con su novia), y el pelo le volvió a crecer con mayor fuerza si cabe, pero aquella anécdota, no se me olvidará querido amigo Rafael Cabello García, y desde aquí te mando un abrazo allá donde te encuentres, esperando que la vida te haya sonreído.
(En otra ocasión, contaré el día que te llevaste un poste de teléfonos con tu pieza ATP M-44, cuando volvíamos de las Canteras). ¡Pero como digo, esa es otra historia!
Subteniente de Artillería
Antonio Lozano Herrera
Hola de nuevo ,Sargento Lozano, el accidente con el poste ahora lo recuerdo y casi me da risa ,pero la verdad es que nos asustamos , los cables podían haber ocasionado cualquier desgracia ,pero afortunadamente solo se llevaron la peluca del sargento Cabello, recuerdo que se rompió una de las cadenas del ATP y al quedarse si dirección el ATP se salio por el lado derecho llevándose un poste , lo que ya no recuerdo quien era el conductor de la pieza , podría se Herrera , uno de los conductores de ATP de la 4ª batería, bueno Sargento Lozano , lo siento pero cuando leí tu comentario se me refresco la memoria y no pude mas que pisarte tu posterior comentario sobre este tema , nada lo dicho y como siempre un saludo para todos .Roberto
ResponderEliminarJaaaajaajajaaaja,...¡ay que veveotoa!,... jajjajaja,... ay,... la leche,... que cosas mi Sarneto,... jaaajaaja,... que estoy llorando de risa,... jaaajaajaa.
ResponderEliminarExpresiones,.... jaaaajaajaajaa,..
Roberto con tu comentario me has robado la primicia, ya sabía yo que algunos se acordarian de aquel incidente que por suerte no tuvo consecuencias demasiado graves. Pero es igual, me gusta que lo menciones, porque así puedo dar fe que caundo lo escriba proximamente estará basado en hechos reales.
ResponderEliminarUn abrazo de tu sargento amigo Lozano