A todos los artilleros de España

AL LLEGAR AL FINAL DE CADA PÁGINA, PICHA EN "Entradas antíguas", Y SEGUIRAS DISFRUTANDO, DE AQUELLOS LEJANOS RECUERDOS, QUE AUN HOY TE EMOCIONAN. ¡GRACIAS!

Bienvenidos al blog del antiguo Sargento Lozano. Aquel que ingresó en el Ejército, un 15 de abril del 75, voluntario en la Base de Parque y Talleres de Automovilismo de Córdoba, que ascendió a Cabo en dicha Unidad y Especialidad, y a Cabo 1º de Artillería a finales de ese mismo año, siendo destinado al C.I.R 4 de Obejo, hasta su ingreso en la Academia de Suboficiales en septiembre del 76. El mismo, que tres años después, un 6 de agosto del 79, hizo su presentación en el Regimiento de Artillería de Campaña nº14 (porque decían, que era lo más parecido a la Legión), con sus dorados galones de Sargento, junto a otros queridos compañeros de la III Promoción de la A.G.B. de Suboficiales. El que se fue haciendo hombre, y adquiriendo experiencia gracias a su tropa, de la que ha aprendido a lo largo de los 31 años de servicio, mucho de lo que hoy presume de saber.

En un momento de nostalgia, buscando en mi pequeña biblioteca particular, ese querido baúl de los recuerdos, donde tengo a mano, los libros más importantes de mi vida, tomé aquel que con motivo de la festividad de Santa Bárbara de 1981, me regaló la 5ª Batería del IIº Grupo del RACA 14, y dedicado por el Capitán de la misma D. José Luis Palomar Millán.

Su título: SEVILLA Y LA ARTILLERIA, escrito por el entonces coronel D. Enrique de la Vega Viguera. Y me dije: ¡que mejor nombre para este blog, que el de una de las obras más emblemáticas de la literatura militar y sevillana a la vez!.

También guardo como un pequeño tesoro, ese otro libro, escrito por el mismo autor en 1992, titulado "El Regimiento de Artillería de Sevilla" (EL CATORCE). Por ello, el nombre de este blog, es un pequeño homenaje, al tristemente desaparecido Coronel De la Vega, así como a todos los oficiales, suboficiales, pero sobretodo a la tropa, de nuestra artillería, y también ¡como no! a la ciudad de Sevilla, sin olvidar mi querida Córdoba natal.

La finalidad de este blog, es lograr un lugar de encuentro, para todos aquellas personas que hayan tenido un vínculo con la Artillería española, y más concretamente sevillana y cordobesa, a través de los tiempos. Pero también para todos aquellos, que sin ser ni haber sido artilleros, se sientan unidos sentimentalmente a nuestras Fuerzas Armadas.

Aquí tiene sitio, todo aquel que desee contar sus experiencias “cuarteleras”, durante aquella “mili”, que tanto maldecía en su juventud, y que con el paso de los años, comienza a traerles añorados recuerdos.

También tienen cita, todos aquellos que encontraron en el Servicio Militar a buenos amigos, y que desde el día que recibieron “la blanca”, no han vuelto a encontrarse.

No importa el lugar donde te encuentres, lo importante es localizar a ese compañero de fatiga y juerga, del que un día te despediste, sin darle importancia, y ahora después de muchos años, recuerdas los buenos momentos vividos, entre aquellos muros que formaban nuestro Acuartelamiento.

Todos sois bien recibidos, podéis contar anécdotas de los servicios de entonces, de maniobras, y porqué no, con el respeto que siempre caracteriza a un buen artillero, de los mandos con los que compartisteis aquellos inolvidables meses.

Tengo la esperanza, de que no solo la tropa colabore, y de que algún suboficial u oficial se anime también, a dejar su sello en este blog.

Mi intención es centrarme en la Artillería de Sevilla, y más concretamente en el histórico Regimiento de Artillería de Campaña nº 14 ("La legión chica"), como muchos de vosotros la denominábais, y El GAAAL 2, (Unidades que en tiempo ocuparon los terrenos del Acuartelamiento Daoiz y Velarde).

Pero sería injusto olvidar a mi II Grupo del Regimiento de Artillería Antiaérea nº 74 (El Copero), que desde la disolución del mencionado y mítico RACA 14, ha tomado el relevo artillero en la ciudad, y quisiera dedicarle su merecido espacio, ya que fue testigo de mi despedida, y de mi adiós a numerosos amigos.

También quisiera invitar a colaborar, a todos aquellos componentes de la Agrupación Táctica CORDOBA, con la que compartí siete inolvidables meses allá por 1994 en tierras Balcánicas, y en particular al Grupo de Artillería de Campaña ATP X con sede en Cerro Muriano, herederos del ilustre RACA 42, donde realicé el curso de cabo 1º, y aprendí mis primeros conceptos sobre la Artillería, y que tanto supuso en mi vida profesional y personal. Espero con ilusión vuestros valiosos comentarios. Animo desde este blog, a todo aquel apasionado de la Artillería o del Ejército en general, visite la página web de la Brigada Mecanizada Guzmán el Bueno X, (no tiene desperdicio). ¡Enhorabuena! http://www.ejercito.mde.es/organizacion/brimzx/gaca_x/inicio.htm
Todos estáis invitados a participar, es más, espero con ilusión recibir en mi correo, todas aquellas fotografías o videos relacionados con armamento, personal, acuartelamientos, maniobras, así como comentarios, recuerdos y anécdotas que marcaron vuestra vida (supongo que para bien), aunque reconozco que de todo habrá.

Un saludo para todos aquellos, que en su corazón albergan aún encendida, y a pesar del paso inexorable del tiempo, la llama de la dorada bombeta artillera. Y como dice nuestro himno: "Marchemos siempre unidos".

Para algunos seré su antiguo Sargento y Sargento Primero de la década de los ochenta, para otros su Brigada de los noventa, y para aquellos que compartieron conmigo los últimos siete años de servicio hasta el 2006, seré su Subteniente, pero que no le quepa duda a ninguno, que para todos seré Antonio Lozano, su amigo.

Un abrazo para todos.

Nuestra Patrona Santa Bárbara.

Nuestra Patrona Santa Bárbara.
"Y si un día Patrona te hicimos del valiente Artillero Español, fue al pensar en tu gloria que brilla, más radiante y más pura que el sol". Pinchando en la foto, podreis ver un video de la última celebración de nuestra Patrona en el RACA 14

¡ Nuestros héroes !

¡ Nuestros héroes !

Nuestro Escudo

Nuestro Escudo

¡ Y NUESTROS ESTANDARTES DEL REGIMIENTO !

¡ Y NUESTROS ESTANDARTES DEL REGIMIENTO !

Fachada principal del RACA 14

Fachada principal del RACA 14
ATP M-109

ENTRADA AL ACUARTELAMIENTO

ENTRADA AL ACUARTELAMIENTO
En un principio el suelo era de adoquines, y el Sargento Lozano con un reducido pelotón de artilleros, trajeron en varios camiones, procedente de la desaparecida Frábrica de Artillería, las planchas metálicas que le dieron mayor belleza a la entrada. Por el se accedía al Cuerpo de Guardia, Sala de Estandartes, Oficinas de la PL.M.M., Sala de visitas, y al Patio de Armas. ¿Donde estarán en la actualidad, los bancos y rejas forjadas, las elegantes lámparas, las impresionantes vidrieras, los originales azulejos? ¡Que pena! Según me apunta mi antiguo comandante Barón, las chapas metálicas que tomé de la Fábrica de Artillería para el túnel de la entrada, fueron tramitadas su regalo al Regimiento por el TCOL. de la misma, ante el Director de la Fábrica, don Alfonso Barón y Rojas-Marcos, dado, su afección a todo lo que oliera al 14.

Vista aérea del RACA 14

Vista aérea del RACA 14

ESTANDARTES DEL REGIMIENTO

ESTANDARTES DEL REGIMIENTO

NUESTROS ULTIMOS CORONELES JEFES DEL REGIMIENTO

NUESTROS ULTIMOS CORONELES JEFES DEL REGIMIENTO


"A MI QUERIDO AMIGO CHIRLACHI"

Ayer, a la caída de la tarde y acompañado por su fiel e inseparable “Luna”, saludé a mi amigo Chirlachi (el apodo, se lo colocaron en la Academia Militar allá por el 77).
Caminaba cabizbajo, sus ojos húmedos, delataban una profunda amargura y desolación. Necesitaba desahogarse, y me comentó que estaba hundido, desde que unos médicos con bata blanca y doradas estrellas en el pecho, decidieron que por su estado de salud, no era recomendable que siguiera en activo.
¡Que sabrán esos matasanos!, murmuraba por lo bajo.
Ya le noté algo cambiado, a su regreso de Los Balcanes allá por el 94. Hablaba de honor, de dignidad, de amor al servicio, de compañerismo, términos obsoletos en estos tiempos, y comenzó a sentirse incomprendido.
Así llegó un mal día, y una mezcla de tristeza, confusión, y nostalgia se apoderaron de él. Me dijo que le negaron cursos de perfeccionamiento, porque afirmaban que su sitio no estaba en el campo con la tropa, que a su edad era “carne de oficina”. Después de esto, ya nunca fue el mismo, no levantó cabeza.
Se sintió ignorado y abandonado por sus superiores, lo dijo públicamente, y eso le costó un adiós sin despedida. Tras una vida plenamente dedicada a la milicia, en el 2006 colgó el hábito mimetizado.
Cuando se marchó, las lágrimas le traicionaron, pero como solía inculcar a sus artilleros, lo hizo “con la cabeza alta, sacando pecho, y la conciencia muy tranquila”.
Dice que anda perdido, que no logra encontrarse. Las noches de vigilia son eternas, en ellas sueña despierto, con agotadoras marchas, con amenas teóricas, con brillantes desfiles.
Cada mañana, como un sonámbulo mira las bombetas doradas de su uniforme de gala, acaricia con mimo sus medallas, le da brillo a su viejo sable, y sobretodo recuerda....guardias, maniobras, y a sus queridos soldados, solo le queda eso....¡31 años, de recuerdos!.
Llora a escondidas, y sufre en silencio. Con su espinita clavada, aparenta ser feliz, solo por su familia. Se siente confuso, utilizado, y olvidado.
Desde entonces, para mitigar su ansiedad, para levantar su ánimo, para sentirse útil, se dedica a escribir “Cartas al Director” en algunos Diarios. ¡Suerte amigo Chirlachi!


Carta al compañero desconocido
Antonio Lozano Herrera


El Brigada Rafael (Libro "EL CATORCE")

El Brigada Rafael (Libro "EL CATORCE")
Jefe de la Banda de Trompetas del Regimiento

El Maestro Rafael

El Maestro Rafael

EN MEMORIA DEL BRIGADA RAFAEL MACIAS

El Brigada D. Rafael Macías Borras, logró tener a sus órdenes una de las mejores Bandas de Trompetas de nuestro Ejército. Nacido en el sevillano barrio de San Bernardo, ingresó en el Regimiento Montado de Artillería en 1901 con catorce años de edad. Actuaba en numerosos actos oficiales, siendo el principal la Semana Santa, destacando entre sus toques “Retreta y Polca”.
En la Semana Santa de 1929 que coincidía con la inauguración de la Exposición Iberoamericana, llegaron a Sevilla los Reyes, y con ellos la Banda del Regimiento de Húsares de la Princesa. Estos, acompañaban en el desfile procesional a la Hermandad de Las Cigarreras, mientras que la Banda del Tercero Ligero, dirigida por el Brigada Rafael, encabezaba la Cofradía de Montesión. Ambas Bandas se cruzaron en La Campana, donde acababa de actuar la de Madrid. Rafael, con la elegancia que le caracterizaba, se apoyó sobre los estribos de la montura de su caballo, giró su cuerpo hacia atrás, levantó el brazo izquierdo con su clarín bien visible, e inició la marcha de “Los Campanilleros”.
El público entusiasmado aclamaba y aplaudía al Maestro, y la Banda de los Húsares se tuvo que rendir, ante la grandiosidad de los toques de la Banda de nuestro Regimiento. En reconocimiento, el Rey Alfonso XIII, regaló al Brigada, un clarín con su firma y la boquilla de oro.
El gran esfuerzo, y pundonor que ponía en cada actuación, desgarrándose la garganta en cada toque, le hizo caer enfermo de una grave dolencia pulmonar, que le obligó a pasar a retiro en 1931.
Se comenta, que en la Semana Santa de dicho año, no pudo desfilar con la banda, y que el dolor le embargaba al verla por las calles sevillanas, sin el entusiasmo popular de costumbre. Por ello, enfermo, solicitó permiso al Coronel de la Unidad, para que le permitiera mandar aquel día su Banda. Se le autorizó, y el resultado fue apoteósico, volviendo a ser la de siempre. Por eso, D. Rafael Macías tendrá siempre un lugar privilegiado en la historia del Tercero Ligero, antigua denominación del RACA 14.


Clarín del Brigada Rafael, donada por su familia al Regimiento

Clarín del Brigada Rafael, donada por su familia al Regimiento
Obsequio del Rey Alfonso XIII y del Ayuntamiento de Sevilla en 1929

Antiguo Monumento a los Caidos en el RACA 14

Antiguo Monumento a los Caidos en el RACA 14
Inaugurado por el Coronel Esquivias en 1973 (Libro "EL CATORCE")

Ultimo Monumento a los Caidos del RACA 14

Ultimo Monumento a los Caidos del RACA 14
Inaugurado en 1989 con motivo del 50 aniversario del Regimiento con la actual denominación. (Libro "EL CATORCE")

Reyes Magos en RACA 14

Reyes Magos en RACA 14
Capitanes Santos Buendía, Silva Palma, y el Sargento Primero Lozano Herrera (¡por un día en la vida, no me tocó hacer de negro!)

Los Reyes de España presidiendo las Bodas de Oro del RACA 14 (05-03-1990)

Los Reyes de España presidiendo las Bodas de Oro del RACA 14 (05-03-1990)
Mandaba el Regimiento el Coronel D. Virgilio Lagares Caminero, y la formación estuvo al mando del Tcol. D. Salvador Santos Imbroda

Los Reyes firmando en el Libro de Honor del Regimiento

Los Reyes firmando en el Libro de Honor del Regimiento
Fotos tomadas del libro EL CATORCE

Coro de la Hermandad del Rocío de Sevilla

Coro de la Hermandad del Rocío de Sevilla
Esta fotografía del Coro de la Hermandad del Rocío de Sevilla, data del 5 de marzo de 1990, día en el que SS.MM. Los Reyes de España, nos honraron con su presencia, presidiendo el 50 aniversario del RACA 14. También actuaron con nuestro Coro de Artilleros, al mando de nuestro querido Pater Don Constancio, y del por entonces Teniente Ángel Cano Martín. Esta información, me ha facilitado el mencionado oficial, como también me ha dicho, que el Coro no solo actuó ese día; también lo hizo en Capitanía, Ceuta y Granada, con la música de la DIMZ, 2 (Soria 9), al mando del Cap. Abel Moreno. Ángel Cano, me envía un fuerte abrazo para aquellos oficiales, suboficiales, cabos 1º, y su querida tropa, de quienes asegura aprendió mucho.
Gracias amigo Ángel, siempre a tus órdenes.

Jura de Bandera, en el Patio de Armas del Acuartelamiento

Jura de Bandera, en el Patio de Armas del Acuartelamiento
Mis siempre amigos Capitán Palomar junto al Pater y los entonces sargentos, Pascual, Raposo, y Contreras

¡Aquellas Juras de Bandera!

¡Aquellas Juras de Bandera!
Padres y novias dando calor a los nuevos artilleros

Comedor del Acuartelamiento

Comedor del Acuartelamiento
Libro "EL CATORCE"

El antiguo Picadero, convertido en Gimnasio del Acuartemlamiento.

El antiguo Picadero, convertido en Gimnasio del Acuartemlamiento.
LIBRO "EL CATORCE"

El famoso "Corral de la Pacheca" del RACA 14

El famoso "Corral de la Pacheca" del RACA 14
¡Cuantas tertulias cuarteleras esconden sus paredes!

RACA 14 PATRIMONIO DE SEVILLA

El 31 de diciembre del 95, el Ministerio de Defensa, con el “ordeno y mando” que caracteriza a nuestro colectivo, creyó oportuno el cierre del mítico y legendario Acuartelamiento Daoiz y Velarde. Según él, la modernización del Ejército, así lo exigía. Hoy doce años después, y pese a haber sido parte importante de la historia de la ciudad de Sevilla, permanece en un lamentable e inconcebible estado de abandono. Desde aquel primer día, en que sus inmensos portones echaron el cerrojazo, quedó al alcance de vándalos, chorizos, y okupas, que avasallaron con todo cuanto de valor permanecía en su interior, bancos forjados, artísticas rejas, maderas nobles, antiquísimos paños de azulejos sevillanos, bellos mosaicos de vidrio, y un largo etc. difícil y doloroso de calcular.Puedo asegurar que era hermoso, tanto, que se comentaba que su fin sería adaptarlo a museo, archivo, escuela ecuestre, universidad u organismo oficial, respetando su emblemática fachada, sus calles empedradas, sus misteriosas garitas, sus enormes dormitorios y cocina, con intenso olor a rancho cuartelero, pero sobre todo aquel Patio de Armas, con aroma a naranjos.La realidad es que se muere, que agoniza, que dentro de poco, ya nada quedará de él, solo el recuerdo. Sus terrenos pasarán a albergar, acogedores y modernos apartamentos.Muchas guardias, desfiles, servicios, teóricas, anécdotas, y charlas “cantineras”, alrededor de las croquetas de Nieves y Paco, se esconden entre sus muros. Viernes de solemnes Actos a los Caídos, de eternas formaciones, de incontables firmes, descansos y a cubrirse, de un dos patata y arroz, y de vivas a España.¡Hay mi RACA 14!, Regimiento señero de la historia militar española ¡cómo te añoro!. Cuantos paseos con trinchas, a la luz de la luna, ¡alto quien va, santo y seña!, ¡retretas floreadas!, ¡imaginaria agua!, ¡Batería el Capitán!
El transcurrir inexorable del tiempo, los “cacos”, y la desidia de algunos mandos, han terminado contigo.
Sr. Ministro, cuando dé la orden a excavadoras, picos y palas, estas se pondrán a trabajar a la voz de “de frente paso ligero ¡ar!”, pero no le quepa duda, de que estará acabando con el valioso patrimonio de una “Muy Noble, Leal, Heroica, Invicta y Mariana, ciudad de Sevilla”.

Escrito por el Subteniente Antonio Lozano Herrera, y publicado en el ABC de Sevilla, el 18 de febrero de 2008.


Aeropuerto de San Pablo (Sevilla), 29-03-1994

Aeropuerto de San Pablo (Sevilla), 29-03-1994
Pinchando sobre la fotografía, podrás leer la carta publicada por el Diario "El País", el 24-05-2007

Foto publicada en el "Diario Córdoba" el 30 de marzo de 1994

Foto publicada en el "Diario Córdoba" el 30 de marzo de 1994
El Brigada Lozano partiendo para Bosnia

Patrullando por los alrededores de Mostar en un BMR.

Patrullando por los alrededores de Mostar en un BMR.
Intérprete Zelko Jelaska, Brigada Lozano y Capitán Gómez

Al fondo, el Puente Viejo de Mostar, verdadera joya arquitectónica, totalmente destruido.

Al fondo, el Puente Viejo de Mostar, verdadera joya arquitectónica, totalmente destruido.

Repartiendo regalos a mis niños bosnios

Repartiendo regalos a mis niños bosnios

Soldado Raquel Gallego, Capitán Daniel Ruiz, y Brigada Antonio Lozano, repartiendo misiones

Soldado Raquel Gallego, Capitán Daniel Ruiz, y Brigada Antonio Lozano, repartiendo misiones

Mi primera Guardia en el Destacamento de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina)

Mi primera Guardia en el Destacamento de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina)

Capitán Gómez y Brigada Lozano embarcados en el rio Neretva de Mostar

Capitán Gómez y Brigada Lozano embarcados en el rio Neretva de Mostar

El orgullo de tener un hijo artillero

El orgullo de tener un hijo artillero
Rafael Lozano Torrico

¡ Y verlo jurar Bandera !

¡ Y verlo jurar Bandera !
(12 de noviembre del 2000)

Su abuelo Rafael Torrico Beltrán, jurando Bandera el mismo día que su nieto

Su abuelo Rafael Torrico Beltrán, jurando Bandera el mismo día que su nieto
Camposoto, San Fernando (Cádiz). Noviembre 2000

A la memoria de mi padre ¡ Ese gran hombre y artillero !

A la memoria de mi padre ¡ Ese gran hombre y artillero !
José Lozano Márquez

MI HOMENAJE AL CABO LOZANO

En una guerra civil, cuando eres un chiquillo, rara vez te dan la oportunidad de elegir bando. En la mayoría de los casos, depende de la zona en que te sorprenda su inicio, para ser reclutado por rebeldes o leales, monárquicos o republicanos, fachas o rojos. Solo se trata, de una maldita lotería, a la que te obligan a jugar, con la seguridad de que siempre pierdes.
Por ello, ahora que está de actualidad la “Ley de la Memoria Histórica”, con su abanderado al frente, “el abuelo, capitán Lozano", quisiera, aun no siendo presidente, reivindicar mi personal memoria, cuyo protagonista se llamaba también Lozano. Pero este no era oficial, solo alcanzó el modesto empleo de cabo. Con diecisiete años, y sin saber de alzamientos, revoluciones, y cruzadas, se vio con un fusil al hombro, una mochila a la espalda, y un uniforme que nunca había elegido, simplemente fue “el premio o castigo” en ese mencionado y extraño sorteo. No portaba estrellas, unos simples galones rojos adornaban su pecho, distinción por saber leer y escribir. Comprobó con amargura, como en la trinchera opuesta, se encontraban familiares y amigos, sin entender con certeza porqué se disparaban. El cabo Lozano, no murió fusilado, la diosa fortuna así lo quiso.Una vez acabada la contienda fratricida, se casó, y trabajó sin descanso, para educar con dignidad a sus hijos. A estos, les legó un testamento, que no hablaba de vencedores y vencidos, de odios, venganzas, o recelos, muy al contrario, su mensaje siempre fue de tolerancia, respeto, y paz. ¡GRACIAS PAPÁ!

Mi hermano, "El Prenda de la Caleta" en 1968, vistiendo el uniforme de Cabo, allá en Cerro Muriano

Mi hermano, "El Prenda de la Caleta" en 1968, vistiendo el uniforme de Cabo, allá en Cerro Muriano
Pincha en la foto, y comprobarás la belleza de su arte.

Vista aérea del RAAA 74 (EL COPERO)

Vista aérea del RAAA 74          (EL COPERO)

Despacho del Coronel jefe del RAAA 74

Despacho del Coronel jefe del RAAA 74

PL.M.M. del RAAA 74

PL.M.M. del RAAA 74

Patio de Armas de EL COPERO y Munumento a los Caidos

Patio de Armas de EL COPERO y Munumento a los Caidos

Fachada de la USAC de EL COPERO

Fachada de la USAC de EL COPERO

Dormitorio de tropa femenino

Dormitorio de tropa femenino

Hogar del Soldado de El Copero

Hogar del Soldado de El Copero

Comedor de El Copero

Comedor de El Copero

Artilleros con uniforme de época.

Artilleros con uniforme de época.

¡Siempre te recordaremos!

¡Siempre te recordaremos!
Francisco Hidalgo Gil
A LA MEMORIA,
DE UN AMIGO Y COMPAÑERO
El miércoles 26 te dije adiós Paquito. La muerte, no ha querido esperar a la vejez para llevarte. Cuando todo te sonreía, cuando los amigos te admiraban por tu nobleza, y la juventud te acompañaba, en plena primavera de la vida, y en acto de servicio, la carretera, esa maldita y traicionera carretera, a la que tantas veces le habías plantado cara, ha decidido alejarte de nosotros.
No te fuiste acompañado de la soledad, sino de todo un pueblo lebrijano, que junto a tus amigos de Unidad (RAAA 74), se unieron para date el último adiós.
Te has marchado, como solo lo hacen los héroes, con la bandera de España cubriendo tu féretro, y las salvas de honor, disparada por tus compañeros, que a la vez que apretaban el gatillo con un nudo en la garganta, eran incapaces de controlar las lágrimas.
Estoy seguro que nos vistes, y te fuiste con la satisfacción, de haber dejado una huella imborrable, en el corazón de los que allí, llorábamos tu ausencia.
Erais una autentica piña, un equipo al que durante años, he tenido la suerte de pertenecer. A mi lado, se encuentra mi hijo, sí, tu querido amigo Rafael, que llora sin consuelo como un chiquillo, tu desdichada muerte. Paradojas de la vida, cuando se disponía a divertirse en la feria, cuando pensaba que quizás, podía encontrarse con su amigo Paquito Hidalgo en alguna caseta, para charlar y reíros, como hacíais a menudo, le llegó el golpe. Te puedo asegurar que está hundido, porque ha perdido a esa persona entrañable, con la que ha disfrutado, en numerosas maniobras, compartiendo trabajo, comida, y ocio. Además, de muchas horas, al volante del mismo camión.
Recuerdo esos días en Galicia, recogiendo chapapote, al igual que aquellas clases del curso de cabo, momentos que me sirvieron, para poder disfrutar de tu compañía. Tu sonrisa me acompañará siempre, esa que te caracterizaba, porque casi a todo sabias darle, su toque de humor, ¡bien sabias tu, que esta vida, solo es una broma! Aunque en ocasiones, una broma pesada. Agradezco tus llamadas y visitas, interesándote por mi salud, desbordaba humanidad como pocos. Guardaré siempre tu número en mi móvil, para llamarte al Cielo, cuando necesite una sonrisa. Y recuerda ese Himno que hemos cantado juntos, en infinitas ocasiones ¡LA MUERTE, NO ES EL FINAL!

Abril de 2006
Antonio Lozano Herrera
Subteniente de Artillería


FERNANDO CASTRO RONCERO

FERNANDO CASTRO RONCERO

Portada de uno de sus discos

Portada de uno de sus discos
Pincha en la foto, y escucharás uno de sus grandes éxitos
AL CANTAUTOR SEVILLANO FERNANDO CASTRO

Muchas han sido las ocasiones que me he preguntado ¡qué habrá sido de aquel bohemio y soñador!. ¡Éramos tantos, los que solo veíamos en ti, a un loco lunático, lleno de inalcanzables proyectos, pero con una sonrisa infantil, hasta en los momentos más difíciles!.
Yo sé, que en el fondo sufrías al verte incomprendido, porque eras diferente; tu soñabas despierto, mientras nosotros intentábamos vivir dormidos. Hablabas rápido, porque tus ideas, eran más veloces que tu voz. Mirabas con valentía e ilusión al futuro, sin resignarte a compartir la monotonía diaria. Vivías y disfrutabas nuestra profesión militar, con la savia que tu abuelo materno te inyectó en las venas.
Como buen artillero, siempre al pie del cañón, pero lo tuyo no era el ejército ¡aunque lo amabas!. Habías nacido para la música, y te marchaste a otra Unidad, para cambiar las ráfagas de fúsil, por el redoble de un tambor en la Banda de Música del antiguo “Soria 9”.
Con tu ausencia, muchos de los que te ignorábamos, y sonreíamos cuando dejabas volar la imaginación ¡y doy fe de que volaba alta!, nos dimos cuenta, del gran hueco humano que dejaste.
Coincidimos en algunos desfiles, todos marchábamos con la marcialidad que el ritmo de tu tambor nos marcaba. Nos saludábamos, y me comentabas con un brillo especial en los ojos, lo bonito que te iba la vida. Más tarde supe que tu talento ha dejado huella en bares y pubs de Sevilla, luchando por alcanzar aquellos sueños, que solo tu sabías que se cumplirían. ¡No seré yo, el que me suba al carro de los pitonisos, alegando que me lo imaginaba!. En ésta egoísta sociedad, donde a los soñadores se les denomina simples ilusos, son muy pocos los que consiguen tocar el cielo, antes de ser marcados con el maldito sello de la locura.
Te ha llegado el éxito y la fama, gracias a tu voz y a ese “pianito flamenco”, cuyas teclas acaricias con mimo. Por eso te felicito Fernando, con la certeza de que si en los futuros conciertos, te dejas acompañar por tu Virgen de la Paz, y tu madre África, la musa que te inspira desde donde bailan los gitanos, el triunfo no se te escapa.

Subteniente de Artillería
Antonio Lozano Herrera




Brigada Lozano donando sangre junto a su Sección

Brigada Lozano donando sangre junto a su Sección

GALICIA: OPERACION CHAPAPOTE

GALICIA: OPERACION CHAPAPOTE
Mi querida Sección "Quita Chapapote" Febrero del 2003

Alojados en un Polideportivo

Alojados en un Polideportivo
Aquellos grandes compañeros, de la Bia de Servicios del IIº Grupo del RAAA 74

Anécdota en las playas gallegas.

Anécdota en las playas gallegas.
El conductor de la máquina, que estaba durmiendo en la arena a pierna suelta, mientras nosotros trabajábamos duro, se indignó porque le manchamos su pala automática, al subirnos para hacernos la foto. No esperaba que le ofrecieramos cubo y pala, para que nos ayudara a coger chapapote, a cambio de limpierle el vehículo. Por supuesto, no aceptó.

Subteniente Lozano y su hijo el artillero Rafael Lozano en la costa gallega

Subteniente Lozano y su hijo el artillero Rafael Lozano en la costa gallega
¡Gracias hijo! Siempre orgulloso de tu trabajo y comportamiento.

En las profundidades de los acantilados

En las profundidades de los acantilados

Trabajo y buen rollo.

Trabajo y buen rollo.

Acto homanaje a los Caídos

Acto homanaje a los Caídos
Subteniente Lozano, al mando de una Unidad.

Un descanso en la marcha para consultar el plano.

Un descanso en la marcha para consultar el plano.
Academia de Suboficiales, Tremp (Lérida), 1976

Aquellos compañeros de la Academia de Artillería

Aquellos compañeros de la Academia de Artillería

Pieza del 105/26, haciendo fuego sobre "La mujer muerta" (Segovia 1977)

Pieza del 105/26, haciendo fuego sobre "La mujer muerta" (Segovia 1977)
El segundo por la derecha, el alumno de la Academía de Artillería Antonio Lozano.

Aquellos compañeros del RAAA 74

Aquellos compañeros del RAAA 74

Un futuro artillero

Un futuro artillero
Melchor, el hijo de mi viejo amigo de igual nombre, aprendiendo el espíritu artillero de su padre.

Día de las Fuerzas Armadas en Sevilla

Día de las Fuerzas Armadas en Sevilla
Pincha en la foto, y leerás la carta publicada en el Diario ABC, titulada: Sevilla y su Ejército

Gracias a mi tropa

Gracias a mi tropa
Si pinchas en la foto, aparecerá la carta publicada en ABC de Sevilla. ¡Que caro cuesta en ocasiones, decir la verdad!

El subteniente Lozano, el día de su despedida.

El subteniente Lozano, el día de su despedida.
Dos de Mayo del 2006, junto al monumento a Daoiz (Plaza de la Gavidia). Gracias a todos aquellos que tanto me han apoyado, en estos 31 años de servicio.

A mis amigos y compañeros en Kosovo

30 de marzo de 2009
A MIS VIEJOS COMPAÑEROS EN KOSOVO
Hoy muy temprano, antes de que el sol se levantara, me he encontrado con mi amigo Chirlachi. Como cada mañana había sacado su perro a pasear. Cuando lo miro, me siento triste, porque pienso en el cambio que ha dado su vida. Hasta hace poco, a esta hora, ya se encontraba con su Batería, en ropa de gimnasia, a la cabeza de sus artilleros, corriendo por esos campos repletos de naranjos, que rodean El Copero.
Me ha dicho, que esta noche apenas ha dormido, desde que ayer, le llegara un correo desde Kosovo, de uno de sus artilleros más queridos. Se le nota emocionado, y me comenta lo que daría por estar allí, por volver a pasar hambre, frío, pero con la satisfacción de hacer algo util, de ayudar al necesitado, con el orgullo de saber que está junto a sus viejos soldados, trabajando otra vez codo con codo, y realizando una misión importante. Volver a sentir, aquella grata sensación, que sintió en Bosnia hace ya ¡tantos años!.
Me ha dicho, que se ha enterado que mi blog es leído por sus artilleros en Kosovo, y me ha pedido el favor de que desde este, les agradezca a todos, que aún se acuerden de el.
Por eso desde aquí, y en nombre de mi amigo Chirlachi, les envio un fuerte abrazo a todos los componentes del RAAA 74, y demás unidades, desplazados en Kosovo. Les deseo toda la suerte del mundo, para que realicen la misión encomendada, con la profesionalidad que les caracteriza. Vuestro amigo y compañero Chirlachi, sabe que sois los mejores, y vuestros mandos estarán orgullosos de vosotros como el lo está, con la certeza de que dejaréis el nombre de ESPAÑA, en lo más alto.
Un fuerte abrazo de vuestro amigo artillero.

Correo recibido por Chirlachi, y que me ha pedido que redacte en mi blog, como muestra de agradecimiento.

Querido Subteniente, por casualidad he encontrado el blog "Sevilla y la Artillería" en Internet. Me ha hecho recordar viejos y buenos momentos con algunos compañeros, aunque muchos seguimos en el mismo lugar donde usted nos dejo. A día de hoy, gran parte de esa Batería que mandaba en el RAAA 74 ( la 1ª Bía), se encuentra desplegada en Misión de Paz en Kosovo , dado que en el Grupo, siempre ha sido la primera en destacarse en todo lo que hace, como usted inculcó en su día, haciéndolo con orgullo y sacrificio. Con esto, solo quiero que sepa, que siempre tendrá a sus subordinados y amigos, para lo que le haga falta. Como usted decía "la Sección Legionaria" tanto de reclutas como de profesionales, son raíces para forjar buenas personas y militares, de aquellos que ostentamos el lujo de pertenecer a éste arma, como es la Artillería. ¡Me alegra tanto poder contactar con usted!, pues no sabía nada desde aquel fatídico día, del sepelio de nuestro compañero y muy admirado amigo Paco. Espero seguir leyendo en este blog, cosas como las que he podido leer, y enorgullecerme de seguir perteneciendo al mismo arma.
Un cordial saludo y abrazo desde Kosovo: L. M. G. R. (Cabo de la 5ª Bía del GAAAM II/74 ).


- Llevas razón amigo Chirlachi, debe ser dificil conciliar el sueño, después de leer tan entrañable carta.

jueves, 30 de abril de 2009

48 grandes amigos y artilleros de la U.I.R. D-7 (EL COPERO)








LA GARITA DE LA VIEJA, O GARITA DE LA MUERTE
Caso verídico:
El suboficial de guardia, escuchaba al fondo junto a los calabozos, una vez hecho el relevo de la misma, a los cabos, sorteando como de costumbre, los números entre los artilleros. Era una verdadera lotería, pues de ello suponía, que uno tuviese una buena guardia o una mala. La mayoría de los hombres, preferían determinadas garitas a otras, y por supuesto, no era lo mismo entrar de centinela a las once de la noche, que a las tres de la madrugada.
Se comentaba, que los cabos solían favorecer a los antiguos o veteranos, dejando los peores números para aquellos recién llegado, oseasé los guripas. Era tradición, y a pesar de que en muchas ocasiones el sorteo se hacía en presencia del suboficial, casi siempre salían favorecidos los abuelos. Era como el timo del trilero, pero en lugar de bolitas, eran pepeletas, y en vez de cubiletes se utilizaba la gorra del cabo. Todos iban metiendo la mano en ella, y sacando un papel, y como por arte de magia, los mejores números, eran para los que más mili acarreaban a sus espaldas.
Aquel día, la guardia estaba formada por un nutrido grupo de veteranos, y una minoría de novatos que hacían su primer servicio de armas.
Desde su despacho, el sargento de guardia, no paraba de mirar como un bisoño artillero de la guardia, no dejaba de pasearse nervioso, por las inmediaciones del lugar. Iba y venía intranquilo.
A la pregunta del porqué de su comportamiento, respondió que tenía el número 13. ¡Y qué! le contestó el suboficial, aunque ya suponía el motivo. El novato contó, que los antiguos habían estado relatando historias de espíritus, y fantasmas, asegurando que en la garita cinco, a eso de las cuatro de la madrugada, aparecía siempre una anciana que ofrecía café al soldado que allí se encuentra. Y que según su número, a él sería, al que le tocaría tan misteriosa visita.
Vamos muchacho, no hagas caso, de esos comentarios, que solo tratan de asustaros. Son viejos curtidos, que intentan asustar a los nuevos, con historias paranormales.
Es que yo soy muy supersticioso, mi sargento, y creo en esas cosas. Además el cabo me ha dicho que es verdad. Lógicamente, el cabo era del mismo llamamiento y reemplazo, además de amigo de aquellos aficionados, a contar tan macabras historias.
¡Cabo de guardia! gritó el sargento. Cuando se presentó este, le ordenó que los fogueados artilleros, dejaran de contar más “historias para no dormir” a los nuevos, y observando el estado de ansiedad del soldado, preguntó si alguien quería cambiarle el número, escuchando solo negativas como respuesta.
El sargento por un momento pensó en la historia, en aquella leyenda urbana o cuartelera, que iba pasando de reemplazo en reemplazo, y que nadie acertaba a decir, si algún día fue verdad.
Le llamaban la historia de la “Garita de la Vieja”, también llamada “Garita de la muerte”. Se comentaba que cuando un centinela hacía guardia en esa garita, tenía bastantes probabilidades de ser visitado por una anciana, que maternalmente le ofrecía café. Al parecer antaño, un artillero que vivía cerca del acuartelamiento, era visitado allí por su madre, las noches que estaba de guardia. Una noche, cuando fue a llevarle su café, se encontró al soldado muerto. Este se había suicidado de un tiro. Desde entonces, cada noche a la misma hora, que murió su hijo, acude a la garita a llevar café al centinela.
El sargento se encontraba en una disyuntiva importante, por un lado iba a mandar a un principiante a la famosa “garita de la muerte”, con la tensión y el acojonamiento, que este llevaba, pero si ordenaba cambiarle el número, no permitiría que este superara su miedo, permitiendo que sus compañeros se rieran de él. Al día siguiente sería la comidilla del cuartel, y quedaría como un cobarde a los ojos de todos.
Llegó el relevo de las tres de la mañana, solo se oía el ruido metálico de los subfusiles, y la voz del cabo formando a los entrantes de puesto, para dar novedades al sargento. Este se levantó de su asiento, y acercándose al grupo, comprobó como allí se encontraba el inexperto soldado, algo demacrado.
El cabo marchó realizando el recorrido habitual, en cada garita recogía al artillero saliente y dejaba al centinela entrante, después de recibir este, la consigna del puesto.
Cuando llegaron a la garita 5, se procedió al relevo, y el “agüelo” saliente, después de una sonrisita, le dijo al nuevo: Prepárate macho, que solo falta una hora. ¡Te vas a cagar, reclutón!
¿Sería verdad lo que los veteranos le habían contado, o era solo un cuento para asustarlo?
¿Porqué nadie quería esa garita? ¡La de la muerte! Pensó.
El cabo mandó guardar silencio, y continuó con el recorrido, dejando al novato centinela, solo en la oscuridad de la noche.
Este suspiraba hondo, la respiración entrecortada, las pulsaciones aceleradas, solo veía sombras por todos lados.
A las cuatro menos cinco, estuvo a punto de pulsar el botón del interfono, que comunicaba con el sargento, pidiendo ayuda, pero se contuvo. Cuando las campanadas de un reloj lejano, anunciaron que había llegado la hora, escuchó un ruido, a lo lejos vio una silueta extraña que se iba acercando.
Era ella, sin duda, una sombra deforme se movía a cierta distancia, mientras se escuchaba una voz de anciana que parecía decir: Traigo café calentito.
Después de frotarse los ojos, la estuvo observando durante varios minutos, sin duda era “la vieja”. Era cierto lo que contaban los veteranos. Luego, como por arte de magia, esta desapareció en una especie de nebulosa.
Ya no la volvió a ver más, hasta que una hora más tarde, a lo lejos escuchó los pasos del cabo con el relevo, como se aceraban a la garita.
Sin novedad en el puesto mi cabo, gritó tartamudeando el centinela .
El cabo, miró al novato artillero, y casi no le reconoció por la palidez de su rostro.
¿A que huele aquí soldado? No se cabo, seguramente a café de la abuela que me ha visitado. Los demás rieron ante la contestación del centinela.
El cabo agudizó su olfato y comprobó que el olor no era ni mucho menos a café, pero no le dio mayor importancia. Recogió al centinela, dejando allí al entrante, y notaba como camino de vuelta al Cuerpo de Guardia, el dichoso olor le acompañaba.
Cuando regresaron el sargento salió al encuentro, viendo como se acercaba el cabo tapándose la nariz. ¿Qué tal chaval, has visto a la vieja?, aún tenía el miedo metido en el cuerpo, y sin decir palabra, solo asintió con la cabeza.
Mientras el suboficial intentaba tranquilizar al novato, se oye una voz por el interfono:
Sargento de Guardia, aquí centinela de la garita nº 5.
El sargento contestó, dime ¿qué ocurre?
¿Podría usted enviar a alguien, para que limpie el pedazo de mierda que hay en la garita?, ¡aquí no hay quien pueda vigilar, con este olor nauseabundo!.
El sargento miró al muchacho que acababa de regresar de la garita, que al oír al compañero agachó la cabeza, avergonzado.
Por favor mi sargento, no se lo vaya usted a decir a nadie.
No, yo te prometo que no lo haré, pero el que ha llamado solicitando que limpien la boñiga que has dejado allí, no te quepa la menor duda de que lo hará. Anda coge los útiles de limpieza, y sin que nadie te vea, ve a limpiar la garita. ¡Y la quiero reluciente!. Cabo acompáñalo, no vaya a ser que vuelva la vieja.
Cuando ambos desaparecieron con el cubo y la fregona en la oscuridad, el sargento pensó en el poder de la mente, y en la inocencia de los nuevos incorporados! ¡Cómo cambian con el tiempo! ¡Y pensar que llegará un día no muy lejano, que el novato cagón este, se hará veterano, y le contará la misma historia a otros, para acojonarlos! ¡Así es la mili!
Aparte de servir para cachondeo de los compañeros, aquella cagada nocturna, también ayudó a que la leyenda cuartelera de “la Garita de la Vieja” fuera aún más creíble, por aquellos nuevos que se iban incorporando a filas.

martes, 21 de abril de 2009

Nuestro compañero Juan Luis Siquier Fernández, nos envía estas fotos

Cabo 1º en la 6ª Batería del 74º de Artillería Antiaérea, cuando aún estaba en Jerez de la Frontera. (8º llamamiento del 78). Gracias Juan Luis
Junio de 1981
Cabos 1º, Cabos y Artilleros de la 6ª Bía en una celebración, el local es "La Freiduría" del Regimiento, junto a las cocinas.
Julio de 1981
La 6ª y 7ª Bias durante un ejercicio de tiro en Camposoto. Mi pieza en el precisoinstante en el que hacia fuego sobre "La manga".


Enero de 1.981
El Cabo 1º Siquier (de rodillas y con 3/4) con un Cabo 1º especialista y otro Cabo 1º,
todos de la 6º Bia (Dios me perdone, he olvidado sus nombres) desplegada en el
asentamiento de Vejer de la Frontera.

Junio de 1.980
El Cabo Siquier (en cuclillas a la izquierda), el Cabo Colon y dos artilleros de la 6ª Bia. del II Grupo
de cañones ligeros 35/90 del 74º de Artillería Antiaérea, acabando de montar una tienda con
cuatro ponchos en el campo de tiro de Camposoto.


Diciembre de 1.979
El recluta Siquier (el de la izquierda) junto a otro compañero, estrenando uniforme en el campo de instrucción del C.I.R. nº 4 en Ovejo (Cordoba). Típica foto de "aguerrido" soldado español con fusil y bocata. La curiosidad es la gorra cuartelera de fuelle, todavía no teníamos la gorra de visera.

lunes, 20 de abril de 2009

LA ANÉCDOTA DE LA BICICLETA


Llegó la noticia de la visita del Capitán General, apenas faltaba dos días para ella, y había que empezar a dejarlo todo impecable. Como siempre, el coronel que suplía su baja estatura con su carácter serio y enérgico, dio la orden a los jefes de Grupo, y estos a sus capitanes de Batería.
¡Vamos, “zafarrancho de limpieza”!, había que distribuir al personal por sectores. El sargento tal con su pelotón a la zona de talleres, el sargento cual a los alrededores de cocina y comedor, otro con su equipo al gimnasio, capilla, y hangares, todo debe de estar listo, y preparado.
Algunos mandos miraban el reloj de reojo, viendo como pasaban las horas, y el trabajo no acababa, fieles a la consigna de su capitán: “En mi Batería, no hay frontera entre el día y la noche”.
Pero la realidad, es que cada uno tenía su vida, su familia, y esta esperaba muchas noches con impaciencia, la llegada del padre y marido, que no disponía en ocasiones ni de tiempo de avisar del motivo de su tardanza.
Aquel día no atacaba el enemigo, ni había que preparar a toda prisa unas maniobras inminentes, ni siquiera tocaba la jornada semanal de instrucción nocturna, cosa muy habitual por la época. La razón de las interminables horas dedicadas a la Patria, era la limpieza.
Cuando todo estuvo a punto, el coronel recibió las novedades correspondientes, y se dispuso a pasar revista, acompañado de sus más fieles subordinados, para comprobar que todo se encontraba en perfectas condiciones de estado y limpieza, para ser visitado por el General.
Recorrió cada recoveco del cuartel, observó cada rincón con lupa, intentando encontrar un pequeño fallo, una pequeña colilla, un olvidado papel, un arrugado paquete de tabaco, cualquier motivo, para ordenar de inmediato que se reiniciara la limpieza. Mientras tanto, los mandos intermedios, esperaban en su lugar de responsabilidad, el visto bueno del Jefe de la Unidad, suspirando con alivio cuando este pasaba con su aprobación, para poder retirarse junto con su pelotón, eso sí, con la satisfacción del deber cumplido.
Pero casi al final de la mencionada “revista de policía”, y al pasar junto a la Sala de Suboficiales, el coronel extrañado, comprobó como una misteriosa bicicleta, se encontraba apoyada en sus muros. ¿Qué diablos hacía allí aquel artefacto, sin que nadie hubiese caído en la cuenta de su presencia? ¡No era una colilla, no era un papel, nada menos que una enorme bicicleta, adornaba el lugar. Cosa ilógica, ya que no estaba autorizada a estar ahí.
Nadie en su afán de limpieza, se había percatado, a pesar de sus grandes dimensiones.
El coronel lleno de ira, se dirigió a sus comandantes, preguntando a quien pertenecía la dichosa bici. Estos llamaron a sus capitanes, que acudieron de inmediato. Al más moderno de ellos, le tocó entrar al bar de suboficiales, ordenando que el dueño de la bicicleta, saliera a dar una explicación al coronel.
En aquel momento, un sargento se echó las manos a la cabeza en señal de olvido. Salió algo acojonado ante la que se le avecinaba, sabedor del conocido genio del coronel, pero muy seguro, pues para ello le avalaba unos buenos años de servicio.
El suboficial, hombre de fácil palabra, disciplinado y respetuoso, pero muy estricto a la hora de exigir para él, el mismo trato, que él otorgaba a los demás. Destacaba por su corpulencia y altura.
Antes de llegar al coronel, este le espetó: ¿es tuya esta bicicleta?
¿Se puede saber, que coño hace este trasto aquí, cuando estoy pasando revista de limpieza?
Se me ha olvidado retirarla mi coronel, pero si es por limpieza, no se preocupe, pues como usted puede apreciar, desde el manillar hasta la rueda trasera está reluciente.
El coronel, viendo lo “simpatía” que desbordaba el sargento, intentó seguirle el juego y continuó en tono bromista:
Sabrá usted que nada de lo que hay en este Acuartelamiento, es de uso personal, todo es colectivo, por lo que su bicicleta podría ser usada por cualquiera de nosotros, si así lo deseamos. Por lo que no creo que le importara, que me diese una vueltecita con ella por el cuartel, y de ese modo, acabaría de pasar revista más rápidamente.
En aquel momento, al sargento le entró una risa incontrolada, que no pudo reprimir, ante la extrañeza del coronel, que no daba crédito a su actitud.
Su risa es una falta de respeto, ¿se puede saber que le hace tanta gracia?
Disculpe usía, simplemente que por un momento, me lo he imaginado subido en mi bicicleta, sin poder llegar a los pedales.
En ese momento todos los asistentes, miraron la enorme bicicleta y la diferencia de altura entre sargento y coronel, se miraban entre sonrisas, que intentaban disimular, mientras el jefe de la unidad no supo contestar.
Solo acertó a decir en tono amenazante pasados unos segundos: - Mañana a primera hora, se presenta en mi despacho, verá como el que no llega a los pedales durante un tiempo es usted.
A la orden, contestó el sargento, al tiempo que montaba en su bicicleta camino de la puerta principal.
¡Y bájese de ese maldito trato, hasta que no salga del Acuartelamiento!
Solo fue una forma de acabar la conversación, pronunciando él, la última palabra, para que quedara claro quién mandaba. Pero la anécdota ya se había producido, y sería el comentario general en los próximos días.

jueves, 16 de abril de 2009

TAL COMO ME LO CONTARON, LO CUENTO

Se cuenta que aquel sargento, había pedido como primer destino voluntario después de acabados sus tres años de Academia Militar, el “temido” Regimiento de Artillería de Campaña nº 14 (La Legión Chica) de Sevilla, a pesar de que muchos de sus compañeros, le aconsejaron lo contrario, y optaron por el RACA 15, mucho más tranquilo, allá en la Tacita de Plata.
¡Quien ha dicho miedo! Desbordante de ilusión, marchó hasta allí, sabedor de que con su preparación, estaría a salvo de cualquier contratiempo, y dispuesto a afrontar los innumerables servicios, y maniobras que le aguardaban.
El primer día, con su nuevo uniforme de presentación, y sus brillantes galones, se presentó a los jefes de la unidad. Todo correcto, hasta que llegó a su capitán, solo recibió de éste, unas secas palabras de recibimiento, para seguidamente advertirle, que disponía de diez minutos para cambiarse, y colocarse el traje de faena, pues el enemigo no entendía de presentaciones.
¿Enemigo? Se preguntó extrañado.
Su destino sería, la Sección de Transmisiones de una Batería de cañones autopropulsados. Cuando ya cambiado con la ropa de trabajo, se dirigía al local donde se guardaba todo el material de radios, cableado, etc., tuvo por obligación que cruzar el Patio de Armas.
El sargento, marchaba con paso firme por el recinto, con aquel uniforme color garbanzo de la época, y con su gorra cuartelera, comúnmente denominada de barco, y vulgarmente llamada de “chocho”.
Como había aprendido en la Academia, debía caminar con la cabeza bien alta, y para ello le enseñaron un truco infalible, que solían utilizar muchos veteranos. Simplemente, si la proa del barco o la parte delantera de la gorra, la dejamos apoyar sobre la nariz, nos da un aspecto más elegante y marcial, pues nos vemos obligados, a levantar la vista para poder ver, con lo cual la cabeza siempre irá erguida.
A lo lejos vio acercarse a un grupo de oficiales, un comandante lo encabezaba, seguido por su séquito de capitanes, un paso por detrás de él. El superior caminaba pausadamente comentando algo, mientras olía una hermosa flor que portaba en su mano. Al mismo tiempo, los que lo acompañaban reían y asentían con la cabeza, a todo aquello que el superior decía.
Al llegar a su altura, al sargento se giró, y llevándose la mano derecha a la gorra, realizó el saludo más militar y enérgico de su vida, quería entrar con buen pié en esa Unidad, y sabía que el saludo era muestra de disciplina, además de cortesía y educación, aunque fuese obligatorio.
No recibió contestación a su saludo, ni por parte del comandante, ni por ninguno de sus acompañantes, solo cuando se alejaba del lugar, acertó a escuchar una voz, que decía:
- ¡Mi primero!, ¡mi primero!
No se volvió, porque sabía perfectamente que no se dirigían a él, pues sus galones de sargento, tanto en las hombreras como en la gorra, así lo confirmaban.
Volvió a escuchar con insistencia: - ¡Mi primero!, ¡mi primero!.
Esta vez supo que se trataba de él, pues comprobó como en aquel momento, era el único, que se encontraba cerca del grupo, pero aunque le tenía un respeto enorme al empleo de Cabo 1º, no en vano, había portado durante mucho tiempo la querida “tirilla amarilla”, antes de su ingreso en la Academia de Suboficiales, no estaba dispuesto a que lo degradaran por capricho, error o ignorancia, y optó por continuar su camino.
Se escuchó la voz de un capitán: – Mi comandante, es sargento.
A lo que éste contestó airado: ¡Y qué más da, un grado más que menos!, Mi sargento, es a ti al que llamo ¡pareces sordo, joder!, volvió a vocear, mientras aquel volvía la cabeza.
El sargento algo dolido por lo que acababa de oír, acudió a la llamada del superior, y llevándose la mano a la gorra con mayor energía aún que la vez anterior, permaneció en el primer tiempo del saludo, exclamando:
A sus órdenes mi capitán, se presenta el sargento Juan Martínez Ortega que ha sido llamado por usted.
El comandante con gesto fruncido, le dijo: Mira chaval, dos cosas te voy a decir: primero no soy capitán, o es que no ves la estrella de ocho punta, y segundo, colócate bien la gorra, pues no es esa su posición, así la llevan los legionarios, y que yo sepa tu no lo eres.
El sargento conteniendo la rabia, y con la fuerza y seguridad que le aportaba su juventud, además de la ilusión por un empleo de sargento, alcanzado con mucho sacrificio, contestó al superior educadamente, y sin perder la compostura:
Mi comandante, creí haberle escuchado decir al dirigirse a mí, que no le daba importancia a un grado más que menos, por lo que pensé que no se molestaría si le llamaba capitán.
Acto seguido, el sargento tomó su gorro de la cabeza, y lo colocó debajo del brazo, pues era como el superior portaba su gorra de plato, habiendo permanecido descubierto durante toda la conversación, así como solía hacerlo, cuando daba sus paseos por el Acuartelamiento.
Dando un taconazo en señal de saludo, reinició su caminar hacia su destino en Transmisiones, descubierto siguiendo el ejemplo de su superior.
Ningunos de los presentes acertó a abrir la boca, se quedaron sin palabra, lógicamente no estaban acostumbrados a que un simple y novato sargento recién llegado, les hablara en esos términos.
No pasaron cinco minutos, cuando llegó un artillero a comunicarle que el capitán de la Batería, había ordenado que se presentara a él. Por lo visto, una vez repuesto de la sorpresa, el comandante, se apresuró a comunicar al capitán jefe del sargento lo sucedido, solicitando un correctivo para el indisciplinado suboficial.
Aquella mañana, después de una tensa conversación, que en realidad fue solo un monólogo o raspapolvos, el sargento comprobó con desolación, como tras largos años de estudios y preparación, una cosa era la teoría académica, y otra bien distinta la realidad cuartelera. Abandonó el despacho, meditando lo que el capitán le había repetido durante la charla en varias ocasiones: - Esto funciona así, ¡si lo quieres bien, y sino, compras una póliza de veinticinco pesetas, y solicitas por escrito, la baja en el ejército!
Se miró con tristeza los dorados galones, y pensó,: - ¡Tanto trabajo para ganarlos, y tan solo cuestan, cinco duros perderlos!
Le bastó un solo día, para aprender la lección y poner los pies en el suelo. ¡Estaba claro, que ya no estaba en la Academia! Lo de dar ejemplo a los subordinados, había quedado atrás.

Mis primeros artilleros de la U.I.R. D-7 del RAAA 74 (EL COPERO)



Ignacio Pino Bejarano 1987



Nuestro amigo artillero veterano Ignacio Pino Bejarano del 2º de 1987, destinado en la 5ª Batería del RACA 14, nos envía esta entrañable foto, en la que se aprecia como vigila su Land Rover. Gracias Ignacio, me gustaría que nos hablara un poco sobre tus mandos de aquella época, y alguna anécdota de tu paso por la Unidad.
Un abrazo, y espero que sigas colaborando, con la aportación de alguna fotografía más. Gracias.

martes, 14 de abril de 2009

LA LEYENDA DEL BANCO PINTADO

Cuando algo se hace norma, sin conocerse el motivo aparente, o éste no está justificado, o cuando cierta acción, se realiza de forma automatizada, sin detenernos a reflexionar, que lo que hacemos, es por costumbre, careciendo de sentido lógico, pero perdura a través de los tiempos, sin que nadie acierte a justificarlo, solemos emplear, la famosa y típica frase cuartelera, de “esto se va a quedar como el banco pintado”.
Cuenta la leyenda, que en cierto cuartel, un buen día, decidieron pintar un banco del Patio de Armas. El Capitán de Servicio, le ordenó al Oficial de Guardia, que colocase a un Soldado junto al mencionado banco, durante el tiempo que tardara la pintura en secarse, para evitar que alguien se sentara en él, y se manchara.
El Oficial se lo comunicó a su Sargento, que solícito envió a un componente de la guardia, colocándose este, justo al lado del recien pintado banco, prohibiendo su uso.
Se ve que la pintura tardaba en secarse, y a las dos horas, el Soldado fue relevado por otro, y así hasta que amaneció el siguiente día. Cuando llegó la guardia entrante, y se dispusieron a realizar el relevo, el Oficial y Suboficial salientes, olvidaron decirle a los nuevos, que cuando se terminara de secar el mencionado banco, se suprimiera dicho servicio.
Desde ese día, cuando había de realizarse el relevo de las garitas y demás plantones, los jefes de la guardia, distribuían automáticamente a los centinelas, entre los cuales se encontraba uno, que había de permanecer junto al banco, ¿a vigilar que?
Cierto día, un General, anunció una visita a dicho cuartel. El Coronel al mando, se preocupó de que con anterioridad, todo estuviese bien limpio y ordenado, dispuesto para ser inspeccionado por el superior.
Cuando llegó el mencionado General, la guardia formó uniformada perfectamente, y recibió las novedades del Oficial, que llevaba días preparándose para dicho acto.
El Coronel salió a recibirle, y tras el desfile de la unidad, se dispuso a mostrarle el Acuartelamiento, todo orgulloso, por el maravilloso estado en que se encontraba.
Le enseñó la cocina, los dormitorios de los soldados, la cantina, los vehículos y armamento, y el General se mostraba encantado del orden y eficacia de la unidad. Pero justo cuando se disponía a enfilar la puerta para su marcha, se encontró con un Soldado en una esquina del patio. El muchacho que se encontraba con su fusil, al ver acercarse al General, adoptó la posición de firme, y le saludó enérgicamente.
El General le preguntó: Soldado ¿cuál es su misión?, a lo que éste no supo responder, guardando silencio, y mirando nervioso a su Coronel. Entonces el General le hizo la misma pregunta al Coronel que le acompañaba, como manda las Ordenanzas a su izquierda y un paso atrás. Este sonrojado, tampoco supo contestar, a lo que de inmediato, solicitó la presencia del Oficial de la Guardia, para que le sacase de tal apuro, y contestase a la pregunta del visitante. El Jefe de la Guardia, solo acertó a decir, que se venía haciendo desde hace tiempo, pues creía recordar, que en su anterior guardia, también colocó durante ella, a un Soldado en ese mismo lugar, y que él llevaba en la Unidad un par de años, y siempre se había hecho de ese modo.
El General, no satisfecho con la explicación, y extrañado, ordenó investigar el motivo de aquel centinela.
Se dice que la visita del General, se realizó en la década de los setenta, y que la última vez que se pintó el banco, fue a principios de los cincuenta. Conclusión, durante más de veinte años, había estado puesto un Soldado junto a un banco, esperando que la pintura de este, se secara.
Todo el mundo habla que sucedió en su cuartel, que el banco es el que preside su patio de armas, todos quieren sentirse un poco protagonistas de la historia, hasta yo que la estoy contando después de que otros muchos ya lo hayan hecho, cada cual a su manera.
Pero la realidad, es que el banco pintado existió en algún lugar, y que sirve de ejemplo para detenernos a meditar, sobre la cantidad de cosas incongruentes que realizamos por inercia, simplemente porque ayer también las hicimos.
¡Cuántos dichosos bancos pintados existen a nuestro alrededor, y seguimos vigilándolos una vez secos!

Antonio Lozano Herrera

lunes, 13 de abril de 2009

AQUELLA GUARDIA DE “EL GUTI”

¡Alto quien va! Se oyó gritar desde la garita, rompiendo el silencio de la noche.
Por respuesta, solo se escuchó, el viento que azotaba aquella madrugada invernal de principios de los ochenta.
El soldado volvió a repetir ¡alto quien va!, mientras calaba el machete en la bocacha, y montaba su arma. El sonido metálico de la palanca de montar, haciendo que el cartucho ocupara su lugar en la recámara, retumbó en la oscuridad.
Estaba convencido, tres sombras, tres siluetas humanas se movían con sigilo, entre cañones y vehículos aparcados.
A pesar del frío, el sudor le caía por la mejilla, y notaba como el uniforme totalmente empapado, se le pegaba al cuerpo. Nunca se había parado a imaginar, cómo reaccionaría en un momento como aquel. Sabía la consigna, ¡si no hay respuesta! ¡disparar!. Pero no era lo mismo decirlo, que hacerlo.
La voz no le salía del cuerpo, y haciendo un gran esfuerzo, preguntó por tercera vez ¡Alto quien va, o disparo!
La zona se encontraba a oscuras como boca de lobo, la noche era cerrada, y tanto la luna como las estrellas, estaban ocultas por unas inmensas nubes que amenazaban agua.
Las tres figuras fantasmagóricas, se iban acercando, mientras una de ellas gritó: ¡Baja el arma muchacho, soy el sargento de guardia!
A mí con trolas, pensó el centinela sin dejar de apuntar: ¡Santo y Seña!
Una voz salió de la nada: “Casimiro Castellón”. ¡Contraseña!
El soldado en la garita, con el susto se había quedado en blanco, y guardaba silencio, intentando recordar la maldita contraseña.
Ahora era el supuesto sargento, el que se volvía a protegerse detrás de un gran árbol, mientras repetía: He dicho ¡contraseña!.
Cangrejo, castillo, camaleón, sabía que empezaba por Ca, pero ¿cuál era la dichosa palabra?.
- ¿Quieres decirlo ya, cateto? Le apresuraba el sargento, cada vez más irritado.
- Ezo é ¡Cateto! mi zagento, cateto, cateto, vociferaba aliviado, pensando que el suboficial le había echado una mano.
- ¡Cateto, es lo que tu eres, pedazo de alcornoque!, le contestó el segundo jefe de la guardia, mientras unas risitas incontroladas, se escuchaban a la espalda de este. Era la Patrulla, que acompañaba al sargento en su ronda, y se descojonaban ante la surrealista escena.
El artillero guardián, ya no pensaba en el posible enemigo, su mente solo calculaba los días que pasaría arrestado en prevención, si no recordaba en unos segundos, la dichosa contraseña.
En ese momento, se acordó de que la escribió con bolígrafo en su mano, poco antes de salir del Cuerpo de Guardia camino de la garita, costumbre muy usual, pero poco inteligente. Nervioso soltó el fusil, encendió un mechero, y se dispuso a leerla alumbrando la palma de su mano.
¡Imposible!, solo se apreciaba una extensa mancha azul de tinta. El sudor de los nervios vividos anteriormente, habían borrado la escritura.
- ¡Apaga el cigarro imbécil! Le gritaron desde abajo, creyendo que el fuego del mechero era el de una colilla.
Lo que me faltaba, pensó, ahora creen que estoy fumando. Mañana no hay quien me libre del calabozo.
En ese instante, recordó lo que acababa de decir: calabozo, y la palabra buscada era calabaza.
- “CALABAZA”, la contraseña es “CALABAZA”, mi zagento, gritaba desesperado.
Los tres visitantes se acercaron a la garita, el suboficial con un mosqueo impresionante, el cabo y el soldado que le acompañaban, se miraban sin poder contener su risa.
- “Asusórdenes” mi zagento, sin novedá en el puesto, to tranquilo.
- ¡Tranquilo!, después del rato que me has dado, te voy a dar yo tranquilidad, pero para unos meses entre rejas, contestó este alumbrando con curiosidad con su linterna, la cara del centinela.
- ¡Cojones Gutiérrez!, exclamó. A ver si estamos en lo que tenemos que estar, y no pensando en el fin de semana, que aún estamos a miércoles. Espabila chaval, ¡que llevas ya mucha mili, para seguir comportándote como un recluta!.
Gutiérrez, agachó la cabeza. Era cierto, a pesar del tiempo de servicio que llevaba, aún era objetivo de las bromas de los veteranos. Su carácter noble y bonachón daba pie a ello, en un mundo donde el que se dormía, era devorado por su propia especie. En su pueblo no ocurría eso, y aún no se había acostumbrado a sobrevivir a la vida cuartelera.
Solo acertó a preguntar:
- ¿Me va uzté arrestá, mi zagento?
Este conocedor de que se trataba de un buen chico, algo brutote y despistado, pero trabajador, le contestó:
- Por esta vez, te vas a librar, pero quiero que me escribas mil veces, antes del viernes, “CASIMIRO, CASTELLON, CALABAZA”, sino ya le puedes ir diciendo a tu novia, que se busque a otro cateto, que la entretenga este sábado y domingo.
- “Asusórdenes” mi zagento, muchas grasias, contestó Gutiérrez agradecido, mientras aquel se alejaba de la garita, seguido de cerca por la patrulla, que no dejaban de reír.
Cuando de nuevo acudió la calma, el silencio, la oscuridad, y se volvió a sentir solo en aquella alejada garita, el muchacho, sonrió satisfecho, y no pensaba en el cachondeo que le esperaba, cuando la patrulla contara lo ocurrido al resto de la guardia, cuando los “abuelos” le dieran collejas por ser tan reclutón, cuando al día siguiente, le llovieran los gorrazos al llegar a la Batería. Solo acertaba a pensar, ¡Qué güeno es er zagento!
Y es que “El Guti”, era así.
¡ERAN OTROS TIEMPOS!

Antonio Lozano Herrera
Nuestro compañero y amigo Diego Molero Fernandez, del reemplazo 2º del 1991, nos envía estas preciosas fotos. Entre ellas la del trofeo como Artillero distinguido, que le fue entregado en el Patio de Armas, en la víspera de Santa Bárbara.
Enhorabuena Diego, pues es un emotivo y merecido recuerdo, que demuestra tu categoría como buen artillero.
Gracias por las fotos, y por participar en nuestro blog.